Los berrinches o rabietas son parte de la vida cotidiana de la mayoría de los niños, aunque su frecuencia puede variar por múltiples razones.
Los padres pueden intentar evitar los berrinches empezando por organizar muy bien la vida del pequeño, con una rutina predecible, para que los cambios sean pocos y permanezcan dentro de los límites de su tolerancia, la mayor parte del tiempo.
Cuando debe pedirle a su hijo que haga algo que no le resulta agradable, o prohibir algo que le gustó, hágalo con el mayor tacto posible. Si ve que el niño se está alterando, recuerde mantener la calma y concéntrese en los beneficios que obtendrá al realizar lo que usted le solicitó, no en la conducta del berrinche como tal.
¿Qué puede hacer si su hijo tiene un berrinche? Estas son algunas acciones concretas que puede aplicar:
Muéstrele los daños que ha causado su berrinche. Si después de que se le pase el ataque de rabia descubre que se ha golpeado la cabeza o ha roto algo, debe ver los daños como evidencia de que no puede controlarse.
Valore si lo abraza o no. Puede ser más fácil mantener a su niño seguro si lo abraza con suavidad. Cuando se calme, puede consolarlo.Hay algunos niños que la restricción física les da más motivo para enojarse. Si su hijo reacciona de esta manera, no insista en dominarlo físicamente.
No intente discutir con su hijo. Mientras el berrinche dure, no entiende razones.
No le conteste gritando, si puede evitarlo. Intente no participar en el berrinche. Si lo hace, probablemente lo prolongará ya que cuando su hijo comience a calmarse, se dará cuenta del tono enojado de su voz y comenzará de nuevo.
No deje que los berrinches en público lo hagan sentir mal. Muchos padres temen los berrinches en lugares públicos, sin embargo, no debe dejar que su hijo sienta esta preocupación. Una vez que se dé cuenta de que sus enojos genuinos tienen un efecto en su comportamiento hacia él, es probable que aprenda a usarlos a su favor.
No dé ninguna recompensa o castigo por el berrinche. Debe demostrar que los berrinches no cambian nada, tanto a favor como en contra, para que no los repita. Por ejemplo, si iba a dar un paseo antes de que tuviera la rabieta,debe seguir con el plan, tan pronto como se calme.
Es importante que recuerde mantenerse firme en la decisión que tomó. Si se dijo “no” originalmente, luego del berrinche no se puede cambiar por un “sí”, porque la señal que le manda a su hijo es que puede conseguir lo que desea con su explosión de sentimientos, por lo que es muy probable que repita la conducta cuando quiera algo que no puede obtener de primera entrada.
Como todo en la vida, los berrinches también se acaban, solo hay que darles un poco de tiempo. A medida que el niño crezca, podrá manejar mejor las cosas.
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