Quizá se haya preguntado cómo aplicar disciplina sin ser demasiado permisivo, pero evitando caer en la violencia. La solución se encuentra en la disciplina positiva, una estrategia basada en el respeto mutuo donde se establecen límites, se evitan castigos y se hace sentir a los niños importantes y capaces.
Las ventajas son formar personas más conscientes y responsables, en un ambiente familiar donde reina la madurez y el amor, sin luchas de poder. Algunas escuelas, como Trinity School hemos probado este método con buenos resultados. Veamos cómo aplicarla.
Debe ser consistente y paciente
Los resultados se alcanzan con tiempo y perseverancia. Es importante aprender a tolerar la frustración y eso requiere del aprendizaje de toda la familia, empezando por los padres o encargados.
Sea amable pero firme
Es muy importante al momento de fijar límites: “Sabes que te amo, pero la respuesta sigue siendo no”.
Enseñe con el ejemplo
Esto es básico al momento de educar a los niños, porque imitan lo que ven. Aprenda a controlar la ira, desarrolle la paciencia y practique la comunicación asertiva. Si usted maneja su conducta, los niños también lo harán.
Desarrolle la empatía
Sus hijos piensan y actúan de acuerdo a su edad. Comprenda sus deseos y aprenda a negociar con ellos.
Distinga entre actos y personas
Es mejor decir “Rayar las paredes está mal” en lugar de “Usted es malo porque rayó la pared.” Podemos ser responsables de nuestros actos y cambiarlos, pero no determinan nuestro valor como personas.
Motive a sus hijos
Reconozca sus logros: “¡Qué rápido hizo la tarea hoy!”
Ayúdelos a pensar
En lugar de dar órdenes, formule preguntas como: “¿Por qué es importante dormir temprano?” Así aprenderán a reconocer sus responsabilidades.
Cosas que debe evitar
-Hacer sentir mal a sus hijos. No los ridiculice ni los compare con otros niños.
-Usar la palabra “culpa”. Es mejor hablar de responsabilidad.
-Resolver situaciones que sus hijos podrían manejar por sí mismos. ¿Listo para aplicar la disciplina positiva?
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